domingo, 17 de marzo de 2013

Oxidación y corrosión. Perspectiva general

Los metales tienden a tener energías de ionización bajas y por tanto se oxidan (pierden electrones) cuando sufren reacciones químicas. Los metales comunes tienen una relativa facilidad de oxidación.

Casi todos los óxidos metálicos son sólidos iónicos básicos, es decir, no suelen conducir la electricidad en condiciones de ausencia de humedad y temperatura ambiente, entre otras propiedades.

Una reacción de OXIDACIÓN es la que se produce entre un metal y un oxidante, normalmente el oxígeno, en ambiente seco y cálido en la que el metal (reductor) tenderá a ceder electrones y el agente oxidante a ganarlos.

El elemento oxidante por excelencia es el oxígeno molecular (O2), aunque también la provocan el cloro (Cl2), azufre (S2), hidrógeno (H2), bromo (Br2), dióxido de azufre (SO2),  trióxido de azufre (SO3), monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2) y otros muchos oxidantes.

Como consecuencia de esta reacción, se forma sobre la superficie del metal una capa del material oxidado. Esta capa puede ser de dos tipos:

- no porosa, adherente e impermeable (como la que se forma sobre el aluminio, cromo, cobre, estaño, níquel, plomo, titanio, plata o fósforo, o sus aleaciones como el bronce, latón o aceros inoxidables). El hecho de que no sea porosa significa que la capa de óxido actuará como protectora del resto del metal, de manera que una vez que se forme, el resto del metal no continuará oxidándose.

Para que una capa de óxido sea adherente, debe tener más densidad que el metal del que procede.

- porosa (como en el óxido de hierro o magnesio). El hecho de que sea porosa significa que el oxígeno seguirá atacando al metal base a través de dicha capa por lo que el material continuará oxidándose.

CORROSION es el proceso de oxidación que se produce en un ambiente húmedo conductor de la electricidad mediante reacciones de tipo electrolítico, por lo que la oxidación ataca al metal en profundidad provocando daños mucho más profundos y serios que la mera oxidación. Un electrolito conocido es el agua de mar, pues el cloruro sódico es un agente corrosivo, aunque otras sustancias pueden realizar el mismo papel, como algunas sustancias evaporadas de algunos tipos de maderas y pinturas.

La temperatura y presión elevadas aceleran los procesos de oxidación y corrosión, así como la humedad excesiva, que habrá que evitar mediante el uso de la aireación y los métodos habituales de desecación de ambientes.

Enlaces:
Corrosión provocada por la madera


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